Un grave riesgo para la salud. No se confundan por favor, no
me refiero a ninguna película holywoodense, esto es mucho más grave que los “X-Man”,
el Síndrome Metabólico es una realidad que no sólo afecta a la gente obesa,
este síndrome también puede atacar a los flacos.
En términos médicos podríamos decir que un síndrome es un
conjunto de signos y síntomas clínicos que presenta una persona y que se
asocian a una enfermedad; en el caso del Síndrome Metabólico o Síndrome X se
presenta la resistencia a la insulina, la presión arterial elevada, la
dislipidemia y/o la obesidad, éstas precisamente son las características que la
determinan.
La obesidad es el único factor que podría estar ausente,
esto quiere decir que el Síndrome Metabólico o Síndrome X se puede presentar en
una persona que aparentemente está normal, que no tiene una barriga
pronunciada o que aparentemente se encuentra en su peso ideal, por lo que
resulta por demás alarmante y significativo.
Ahora bien, si la obesidad está presente –como suele suceder en la mayoría de los casos– entonces debemos entender que ésta puede disparar cualquiera de las otras tres y de esta forma convertirse en el factor de mayor riesgo y por lo tanto al que más tendríamos que vigilar para evitar que nuestra población abra una puerta que nos invita a pasar a un mundo de sufrimiento, de dolor y de un triste nivel de vida.
El Síndrome Metabólico por lo regular se presentaba en
personas de los 50 años en adelante, pero ahora las cosas han cambiado y el Síndrome
Metabólico ha ganado terreno haciéndose presente ya desde los 35; y de forma
individual cada una de estas patologías ya están llegando a nuestros niños y
adolescentes; niños con diabetes, niños obesos y con perfiles lipídicos (grasa)
en sangre elevados; es terrible, ¿no? En los adultos cuando tienen el índice de
azúcar alta, los lípidos o grasas elevados, padecen obesidad y tienen la
presión alta, en cualquier momento pueden tener algún accidente cerebro
vascular.
¿Qué está pasando? ¿Los amigos tienen la culpa? ¿El destino
está en nuestra contra? ¿Es nuestra cruz y tenemos que aceptarlo? ¡¡¡Pues no!!!
Ninguna de estas cosas influyen, no nos engañemos; existe un factor que se
convierte en el común denominador en este quebrado de la vida; recordemos que un común
denominador es aquel que siempre aparece y que siempre está presente y que en
este caso es el culpable de todo; SU MAJESTAD LA DIETA T. Tortas gigantes de
carne, con mantequilla y mayonesa; Tacos de suadero, longaniza, tripa, cabeza y
chicharrón; Tamales de cerdo sumergidos en aceite o manteca hirviendo para que se hagan doraditos; Tostadas de Tinga y pata con mucho
queso y crema; Tambazos de papa, chicharrón y longaniza, bueno… esos no van
con “T” pero también aportan lo suyo para desarrollar la obesidad, para
presentar dislipidemia, para tener presión alta y para ofrecer resistencia a la
insulina.
Ya dejemos de engañarnos, ya no cerremos los ojos, ya no
tapemos el sol con un dedo; la alimentación es definitivamente el común
denominador para gozar de buena salud o para padecer enfermedades que
esclavizan no sólo a quien las padece sino a la familia que cuida al enfermo;
regresemos al camino de la verdad, al camino de la salud, al camino de las
verduras, al camino de las frutas, al camino de los jugos; al camino del
NATURISMO.
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