lunes, 12 de febrero de 2018

El Agua...Como fuente de salud debemos volver a lo natural

Las plantas, los animales, el hombre y la tierra están sometidos consciente o inconscientemente a reglas que dicta la naturaleza y siempre que algo o alguien se aparta de ellas sufre tarde o temprano la consecuencia de sus actos; usar el agua como medicina es regla divina que brinda salud y bienestar.

Si no regresamos nuevamente a lo natural cada día que pase será más tarde e iremos empeorando irremediablemente, ya que lo químico sintético ha venido poco a poco sustituyendo a la naturaleza misma; y en nombre de la ciencia, de los avances científicos y de los grandes intereses económicos de unos cuantos
 -utilizando una publicidad despiadada y constante–, se han apoderado de la voluntad de la gente enviciando su paladar y enfermando su cuerpo con cualquier cantidad de bebidas, que lejos de hacernos un bien, están cavando la tumba prematura de nuestra vida.

Refrescos de toda variedad y sabores que se amparan con etiquetas y publicidad engañosa, haciéndonos creer que contienen fruta y que con su gas carbónico una vez en el estómago pasa a la sangre envenenando al cuerpo; bebidas energéticas que excitan el sistema nervioso al proporcionar aparente energía y euforia, pero que dañan seriamente a la salud de quien las consume y más todavía si éstas son mezcladas con alcohol, ya que se corre el riesgo de sufrir un paro cardiaco; agüitas de colores azucaradas que siembran el cimiento de la diabetes y bebidas alcohólicas que inflaman los órganos internos, dañan la sangre, los nervios y el cerebro.

Nuestro organismo es parte de la naturaleza y está íntimamente ligado a ella, por lo que para conservar nuestra salud debemos volver a lo natural y nada más natural que el agua pura.


El agua constituye entre el 70 y 80 por ciento del peso de nuestro cuerpo, y es la base de toda nuestra maquinaria; el agua resulta verdaderamente indispensable en una sana alimentación ya que favorece la digestión al fortalecer las glándulas ayudando a separar el jugo gástrico; se mezcla con la sangre restándole acidez a la vez que regulariza el curso de la misma; fortalece al organismo, reactiva las funciones corporales dándole, o mejor dicho, brindándole toda la energía de la vida; y ésta debe ser tomada ni caliente ni fría, sino a temperatura ambiente.

Pero la eficacia del agua no sólo es al interior del cuerpo, sino que también por fuera ayuda a sanar mediante el sistema hidroterápico –del cual su creador fue el Cura Sebastián Kneipp–; y como el alemán Priessnitz, sostenía: “Las enfermedades se curan mejor por fuera que por dentro, ya que el agua fría cura no por el frío de la misma, sino por el calor que produce sobre la piel inmediatamente después de su aplicación”, esto quiere decir que provoca un equilibrio térmico al llevar calor de las entrañas a la piel, descongestionando de esta forma los órganos internos y favoreciendo las funciones asimiladoras de nutrientes y eliminadoras de desechos.

Nuestro baño diario debe ser con agua fría, ya que aplicada de modo correcto proporcionará salud y el uso inapropiado de la misma puede tener consecuencias terribles; entonces ustedes deben acercarse a un buen naturista que los guíe para gozar de todos sus beneficios; y como decía el Padre Tadeo: “Bendito Dios, que en un elemento tan sencillonos regaló un rico tesoro”.

Ommmmmmm.

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