El término vegetariano apareció por primera vez el 30 de septiembre de 1847, en la reunión inaugural de la Asociación Vegetariana de Gran Bretaña. Antes de esto, se decía que quienes no comían carne, eran seguidores del "Sistema de Pitágoras", el filósofo griego que, 25 siglos atrás, dijo que comerse a un animal era como "asesinar a un primo y comerse su carne".
Sin embargo, estas creencias cada vez pierden más fuerza, principalmente ante la evidencia obtenida de estudios científicos realizados en el área de la salud, la cual sugiere que existe una relación positiva entre la alimentación vegetariana en los adultos y la disminución de riesgo de varias enfermedades crónicas y ciertas condiciones degenerativas, incluyendo obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes mellitus y algunos tipos de cáncer; siempre y cuando la dieta sea planificada por un especialista.
La práctica de dietas vegetarianas en los niños no es recomendable, debido al riesgo de deficiencia de algunos nutrientes, como lo son el calcio, hierro, zinc, vitamina B12 y proteínas, principalmente en las etapas más vulnerables como los primeros años de vida y la adolescencia, ya que a pesar de ser cuidadosamente planificada por un especialista en nutrición, el niño(a) puede no cumplirla. Igualmente sucede durante el embarazo, debido a que el organismo requiere mayores cantidades de ciertos nutrientes que podrían no cubrirse con la dieta, y por lo tanto causar daños tanto en la madre como en el feto.
Existen diversos tipos de vegetarianos:
Lacto-ovo-vegetarianos, quienes basan su alimentación en granos, vegetales, frutas, leguminosas, semillas, nueces, productos lácteos, huevos y excluyen carne, pescado y aves
Lacto-vegetarianos, que no consumen carne, pescado y huevos
Vegetarianos estrictos quienes excluyen de su alimentación la carne, pescado, productos lácteos y huevos.
También existen otros que realizan la llamada "dieta macrobiótica", que se basa en la ingesta de arroz, cebada, maíz y trigo, frutas, verduras, y carne magra (sin grasa) de vacuno, pollo y pescado sin piel; no consumen grasas saturadas, gran cantidad de azúcar y sal, tabaco, alcohol y drogas. Limitan la ingesta de agua, lo que puede provocar una deshidratación, así como de productos lácteos.
Independientemente de la dieta vegetariana que se practique, se debe consumir una dieta variada y equilibrada, planificada por un especialista en nutrición, y debe prestar atención especial para asegurar que cubra lo que su cuerpo necesita al día de calcio, hierro, zinc, vitamina B12, proteína y otros micronutrientes.
Estos nutrientes tienen importantes funciones en el organismo, entre ellas:
El calcio forma parte esencial de los huesos y dientes e interviene en la contracción muscular y coagulación de la sangre; en caso de faltar en la alimentación puede presentarse raquitismo en los niños y osteoporosis en los adultos.
Según estudios científicos, aquellas mujeres que restringieron el consumo de leche durante el embarazo, tuvieron bajas concentraciones de vitamina D y de calcio en su sangre y sus bebés presentaron una menor ganancia de peso en el último trimestre del embarazo, en comparación con las futuras mamás que consumieron una adecuada cantidad de leche durante dicho período.
Los alimentos ricos en calcio son: leche, queso y yogur, cereales enriquecidos como la harina de maíz precocida o los cereales infantiles, granos, soya en grano entero o en harina, harina de cebada, berro, brócoli, acelga, perejil, almendra, avellana, nuez y el pistacho.
El hierro es un mineral que forma parte de la hemoglobina, encargada de transportar el oxígeno a los órganos del cuerpo, la carencia de él se puede desarrollar anemia ferropénica.
El hierro se encuentra en el huevo (específicamente la yema), en los cereales enriquecidos (cereales de desayuno, cereales infantiles, harina de maíz precocida, harina de trigo), acelga, espinaca, perejil, brócoli, granos de cualquier variedad, soya en grano y en harina, pistacho, almendras y maní.
Es importante destacar que es este tipo de alimentación, el hierro proviene principalmente de los vegetales. Este hierro presenta cierta dificultad para ser utilizado por su cuerpo, por ello debe acompañarse con alimentos ricos en vitamina C (guayaba, naranja, mandarina, tamarindo, limón, pimentón, ají dulce) y/o vitamina A (papaya, mango, zanahoria, harina de maíz enriquecida, harina de cebada, melocotones, cereales infantiles enriquecidos, cereales de desayuno enriquecidos), para que pueda ser mejor utilizado por el organismo y cumplir sus funciones. Un ejemplo pudiera ser: tortillas de espinacas con carne de soya y jugo de guayaba.
Tome en cuenta ciertos alimentos que impiden que el hierro sea utilizado por su cuerpo, éstos son: café, licor, chocolate, bebidas gaseosas y alimentos ricos en calcio; por lo que se recomienda consumirlos por lo menos una hora antes o después de las comidas que contengan alimentos ricos en hierro y no en conjunto con ellos.
El zinc es importante para el crecimiento de los niños(as) y para tener una piel saludable. Su disminución, puede tener problemas con su sistema inmune, que es el que le ayuda a mantenerse saludable y a prevenir resfriados.
Este mineral lo puede encontrar en los siguientes alimentos: leche, quesos, yogurt, huevo (especialmente la yema), hojuelas de avena, cebada en grano entero, soya en grano entero, cereales de desayuno fortificados, afrecho, germen de trigo, granos de cualquier variedad y tofu.
La vitamina B12 sirve para mantener las células del cerebro y sangre saludables. De presentarse un consumo muy bajo podría provocarse anemia, deterioro del sistema nervioso, enfermedades del corazón y/o complicaciones en el embarazo.
Es preciso resaltar que el riesgo de deficiencia de vitamina B12 en niños amamantados por madres vegetarianas estrictas no suplementadas, puede producir daño neurológico, retraso psicomotor y retraso de crecimiento.
Las fuentes de esta vitamina son las carnes y los productos lácteos, los vegetarianos pueden optar por las hojuelas de levadura y los alimentos enriquecidos, entre ellos: ciertas leches vegetales, productos de soya y cereales para desayuno.
Los vegetarianos generalmente presentan deficiencias de esta vitamina, por lo que debe ponerse especial cuidado en su consumo.
Las proteínas son esenciales para el crecimiento y para el mantenimiento del sistema inmune que lo defiende de las enfermedades.
El momento más vulnerable de un aporte inadecuado de proteínas en el niño(a), es a partir del destete, ya que en esta etapa puede no ser capaz de consumir y digerir suficiente volumen de comida como para cubrir los requerimientos de este nutriente. Esto es particularmente relevante para los vegetarianos estrictos, ya que no consumen lácteos ni huevos.
Para que su organismo pueda aprovechar de manera eficiente las proteínas de origen vegetal, debe combinar un cereal (arroz, pasta, arepa, pan, maíz, alimentos derivados del trigo o del maíz) con una leguminosa (arveja, fríjol, garbanzo, lentejas, habas, soya), por ejemplo: arroz con frijoles, pasta con lentejas, pan con carne de soya, en proporción de 2:1; es decir, dos tazas de cereal y una taza de leguminosas. Para complementar el aporte de proteínas puede incluir en sus comidas semillas (ajonjolí, pistachos, nueces, almendras, avellanas) y/o tubérculos (papa y el camote).