El primer paso para prevenir la anemia en los niños es
evitar que la madre embarazada presente una falta de
hierro y, por tanto, anemia. Para saber si una mujer embarazada
tiene anemia sólo se necesita realizar un análisis de sangre, a través
los controles
prenatales periódicos.
Cuando el bebé nace, la nueva mamá debe cuidar también de su salud para asegurar la lactancia materna, al menos, durante los primeros 6 meses de vida de su pequeño. En los casos de lactancia artificial, las fórmulas de leche infantiles incorporan un complemento de hierro para alimentar al bebé. A partir de ese momento, el control del hierro en el torrente sanguíneo del bebé se realiza sólo a través de la alimentación.
La falta de hierro en los niños
El hierro es un mineral necesario para la producción de
sangre y el funcionamiento de los órganos vitales. Cada glóbulo rojo contiene
hierro en su hemoglobina, que es el pigmento que lleva oxígeno a los
tejidos de los pulmones. Las células rojas de la sangre son necesarias
para llevar oxígeno a través del cuerpo, la anemia hace que las células y los
tejidos reciban menos oxígeno, afectando su funcionamiento. Una falta de
hierro en la sangre puede llevar a la anemia,
que es una deficiencia nutricional muy común en niños.
Lograr una alimentación adecuada, equilibrada y rica en
nutrientes es una base esencial para el buen crecimiento y
desarrollo del bebé. Para que esta alimentación sea completa no
deben faltar en la dieta del bebé proteínas, hidratos de carbono y grasas, así
como vitaminas y minerales.
En los casos de bebés prematuros, es recomendable utilizar
un suplemento de
hierro como prevención, siempre que el pediatra lo vea necesario.
Otra medida importante sería descartar periódicamente la existencia de
parásitos intestinales mediante un análisis de heces rutinario. El control
pediátrico en estos casos es más que necesario.
Dieta para evitar la anemia infantil
No existe nada mejor para evitar la anemia infantil que una
buena, variada, y equilibrada alimentación. El hierro es un mineral que abunda
en la carne de vacuno, ave y en el pescado. Además, el hierro que proviene de
los productos animales se absorbe mejor que el hierro procedente de los
productos vegetales, que aunque en menor cantidad, también está presente en
algunos alimentos. En general, las fuentes más ricas en hierro se encuentran en
alimentos como:
- Carne de res, pollo y
pescado
- Yema de huevo
- Mariscos de concha: mejillones, almejas y berberechos.
- Vísceras. Hígado de ternera, mollejas, etc.
- Legumbres: alubias, lentejas, garbanzos y soya
- Verduras: chícharos, espinacas, brócoli, coliflor y betabel
- Verduras de hoja verde oscuro
- Frutas: uvas, mango, etc.
- Yema de huevo
- Mariscos de concha: mejillones, almejas y berberechos.
- Vísceras. Hígado de ternera, mollejas, etc.
- Legumbres: alubias, lentejas, garbanzos y soya
- Verduras: chícharos, espinacas, brócoli, coliflor y betabel
- Verduras de hoja verde oscuro
- Frutas: uvas, mango, etc.
Mejora la absorción del hierro de los alimentos
Tan importante como el alimento que nos llevamos a la boca,
es su forma de absorción. La absorción de hierro es más efectiva cuando es
ingerido en la misma digestión con el ácido ascórbico o ácido cítrico. La vitamina C,
que se encuentra por ejemplo en la naranja y en el limón, mejora la absorción
del hierro de los alimentos. Según algunos expertos en el tema, algunos tipos
de infusiones, así como la leche de vaca en la misma digestión, pueden inhibir
la absorción de hierro. Por este motivo, a la hora de comer un buen filete, por
ejemplo, acompáñalo de un zumo de naranja o una fruta entera y evita los
lácteos (queso, yogures, flanes, natillas...) en la misma comida.
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